Un seguro de vida se define como un producto de protección que ofrecen las compañías aseguradoras con el objetivo de garantizar la estabilidad económica de la familia en caso de que se produzca una invalidez o un fallecimiento. A la hora de contratarlo, se establecen una serie de cantidades económicas a percibir en caso de que se produzca un riesgo incluido en las coberturas contratadas. También se definen los beneficiarios que van a recibir dichas cantidades si la persona asegurada fallece.
Aunque hay quienes asocian el seguro de vida con personas mayores, lo cierto es que esta es una póliza que pueden contratar todas las personas que tengan entre 14 y 65 años. Para su contratación, es muy importante analizar las circunstancias personales y determinar los objetivos con base en las mismas: tener cubiertas las deudas en caso de fallecimiento, contar con una protección económica si se sufre una incapacidad, etc.
¿Qué hay que tener en cuenta para contratar un seguro de vida?
Aunque desde los 14 años se puede contratar esta póliza, es especialmente recomendable hacerlo entre los 30 y los 50 años. En este rango de edad, la mayoría de las personas ya tienen un patrimonio relevante, y las coberturas del seguro de vida garantizan unos ingresos para ellas o los beneficiarios que hayan designado.
Cabe señalar que en función de la edad o del capital a asegurar, la compañía aseguradora puede exigir un reconocimiento médico. En este caso, hay que responder un cuestionario en relación con el estado de salud. Como resulta lógico, es fundamental responder a todas las preguntas de forma sincera, y explicar si sufres alguna enfermedad.
Uno de los aspectos más relevantes es el capital asegurado, especialmente en caso de suscripción de una hipoteca. En este caso, es obligatorio cubrir al menos el capital pendiente de abonar a la entidad bancaria. Además, es aconsejable aumentar el capilar de la póliza para que cubra como mínimo el salario neto de cinco años.
En cuanto a la prima, es la cuota que paga el asegurado de forma periódica mientras el seguro de vida está en vigor. Su valor depende de un amplio abanico de factores, como la edad, el estado de salud y los hábitos de vida, así como de las coberturas contratadas y el capital pactado. El pago de la prima a la compañía aseguradora se puede hacer en cuotas periódicas o en un único pago.
¿Qué tipos de seguros de vida existen?
Existen diferentes tipos de seguros de vida, cada uno con sus propias características:
- Seguro de vida riesgo: este es el más conocido de todos. Cubre el fallecimiento del asegurador, aunque también existe la posibilidad de contratar de manera adicional la cobertura de incapacidad o invalidez. Puedes contratar el seguro de vida riesgo de vida entera, con el que estarás cubierto de por vida, o el seguro de vida riesgo temporal.
- Seguro de vida ahorro: se trata de un producto muy específico, que combina el seguro de vida riesgo temporal y el plan de ahorro. Si sobrevives al periodo de tiempo para el cual has contratado el seguro, la compañía aseguradora te dará una indemnización, ya sea en un único pago o en pagos mensuales. Puedes contratar de manera opcional la cobertura de fallecimiento.
- Seguro de vida mixto: combina los beneficios del seguro de riesgo con los del seguro de ahorro. Si falleces antes del plazo establecido con la compañía aseguradora, los beneficiarios que hayas designado recibirán una indemnización.
En definitiva, la contratación de un seguro de vida con las coberturas básicas y opcionales es la mejor forma de garantizar la seguridad de unos ingresos para ti y para tu familia.