El inquilino perfecto

Aunque hasta hace no muchos años España era un país de propietarios, actualmente son cada vez más las personas que optan por alquilar una vivienda. Un cambio de tendencia que se debe a diferentes factores. Uno de ellos es la inseguridad laboral.

Actualmente apenas existen puestos de trabajo de larga duración, lo que hace que sean pocas las personas que se plantean adquirir un piso, no solo por no poder hacer frente al pago de las cuotas del préstamo hipotecario en un momento dado, sino también porque no saben “dónde van a acabar”.

Arrendadores y arrendatarios en el mercado del alquiler

Es por ello que el arrendamiento toma cada vez mayor peso, razón por la que el precio del alquiler ha aumentado de forma notable en los últimos años. Tal y como determina la Ley de la Oferta y la Demanda, a mayor demanda, mayor es el precio.

La principal preocupación de las personas que viven de alquiler es la de llegar a final de mes, además de hacer frente a todos los gastos y mantener la vivienda como la encontraron. Si en un determinado momento se quedan sin trabajo, pueden prescindir del alquiler del piso y mudarse con un familiar. Esto es algo que con un piso en propiedad no se puede hacer.

Por la parte de los arrendadores, estos también tienen preocupaciones a las que hacer frente. En primer lugar, cabe destacar que tienen una segunda vivienda, bien porque la han comprado o bien porque la han heredado. En segundo lugar, desean obtener una cierta rentabilidad por esta casa, pero tienen miedo de que los inquilinos les destrocen la vivienda o dejen de pagar la renta.

Así, las principales preocupaciones de los arrendadores son dos: impago y actos vandálicos. Es por ello que cada vez son más quienes optan por el Seguro del Alquiler. Una póliza que cubre los gastos derivados de la reparación de los desperfectos y, además, la defensa jurídica y los perjuicios económicos por el impago de la renta.

¿Cómo es el inquilino ideal?

Si tienes una vivienda en propiedad que vas a alquilar, seguro que te interesa conocer algunos rasgos que definen a un buen inquilino. Son varios los factores a los que debes prestar atención para dar con el arrendatario ideal, que pague puntualmente y, además, cuide la casa como si fuese suya.

Lo primero y más importante es valorar la solvencia, tanto económica como financiera del arrendador. Valora su nivel de ingresos, de modo que la renta no supere más del 40% de los ingresos netos. Además, busca un inquilino con estabilidad laboral para evitar problemas en el futuro.

Si lo consideras necesario puedes solicitar un aval bancario. De este modo, si el inquilino deja en algún momento de pagar la renta, podrás reclamar el importe pendiente a la entidad financiera. No obstante, esto es cada vez menos frecuente porque los bancos ponen muchas reticencias para conceder este tipo de avales.

Sobre cómo saber si el inquilino cuidará la vivienda, esto es algo puramente subjetivo. Puedes solicitar referencias anteriores, aunque lo que te resultará más útil es tu instinto. Busca el contacto directo con el arrendatario, de modo que tengáis un rato para hablar y conoceros mejor.

Y, por último, a la hora de firmar el contrato del alquiler, ambos tenéis que conocer vuestros derechos y obligaciones. Una de las partidas que debe quedar más clara es quién debe hacer frente al gasto derivado de las reparaciones.

Teniendo todo esto en cuenta seguro que te resultará sencillo dar con el inquilino perfecto y poder obtener una rentabilidad de la vivienda.

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